miércoles, agosto 11, 2010

El error de Pavlov

I. DESPERTAR.

Al principio no entendí bien lo que estaba sucediendo.

Fue como si de repente hubiese despertado de un sueño, sin recordar cuándo exactamente me había entregado al temporal coma, mis brazos, dormidos, me obsequiaban con un hormigueo continuo, y una sensación de inexistencia. Traté de moverlos pero era como si no tuvieran sustento muscular. Mi cuerpo estaba demasiado entumecido. Me costaba respirar, era como si estuviera a mucha altitud, como si me faltara un pulmón.

Ante la imposibilidad de erguirme, giré mi cuerpo, que se hallaba en un suelo arenoso. El sol me iluminaba desde lo más alto de un cielo azul sin nubes.

Olas. Estaba oyendo las olas romper en una orilla muy cercana. Mis ojos se dirigieron hacia el origen del ruido y, efectivamente, me encontraba a escasos metros de un rompeolas frente a un mar embravecido y furioso. El agua era azul vivo, y en medio, una línea brillante como la fusión nuclear deslumbró mi retina.

Aparté mi vista del reflejo del Sol sobre el mar y volví a probar suerte con los brazos. Esta vez obtuve una respuesta mejor, pero aún no podía moverlos con toda efectividad. Sin embargo, fue suficiente como para poder erguirme, no sin que fuese bastante penoso, pues mis manos aún no respondían, y tuve que servirme de los codos para poder alzar mi cuerpo extenuado.

Ahora me hallaba sentado, mirando hacia el mar. La playa era larga y a mi derecha pude distinguir un monte que se adentraba algo en el agua. Su silueta era suave y aerodinámica. A mi izquierda la playa se perdía en el horizonte, y me quedé fascinado por ese hecho, puesto que nunca había visto nada similar.Me giré para observar lo que había a mis espaldas, pero la llanura se extendía tras de mí y se perdía en la distancia.

De pronto tuve la intrigante sensación de estar en el techo del mundo, de que si me levantaba, sería lo que más levantaría del suelo en aquella tierra extraña.Aún así, lo hice, apoyé primero la rodilla en el suelo y luego el brazo, pero la mano me falló y se torció de una manera bastante dolorosa, aún así, hice el esfuerzo y me levanté. Mis piernas estaban también bastante dormidas, pero aguantaron mi peso y los bamboleos que di con el fin de establecer el equilibrio. La arena del suelo era blanca, y brillaba a la luz del ardiente sol. Miré en derredor, protegiéndome los ojos con la mano izquierda, pues entre el sol y la arena, era demasiada la luz para mis pupilas.

¿Por qué me encontraba ahí? Los laboratorios de ErisCom se encontraban a unos veinte kilómetros de la costa, y desde luego el relieve era muy distinto. Al oeste debería alzarse una cadena montañosa de 1500 m de altitud, sin embargo sólo podría ver el gastado monte que lamía tímidamente el mar.

Observé una vez más el cielo azul, en busca de alguna respuesta para mi aturdida mente, y fue entonces cuando vi otra luz en el cielo aparte del Sol. Era obvia la forma alargada de un cometa, que extendía su cola en dirección opuesta al Sol.

Entonces oí un pitido, su frecuencia era demasiado alta y me taladraba los oídos de manera dolorosa. Provenía de mi muñeca, en la que el crono me mostraba dos lecturas, la primera la fecha y la hora a la que había sido enviado, la segunda, el tiempo que me quedaba hasta el retorno:

24 de Marzo de 205.200 2:24:33 am

00h:00m:27s

- Han errado – dije, pero mi voz sonó como dos piedras rascándose – ¡Han errado por doscientos mil años!

Nunca en la historia de la humanidad, nadie había errado por tanto tiempo. Aún así, me quedaban escasos ¿veinte segundos?

Ahora empezaba a recordar, el tiempo de prueba era de sólo un minuto, por precaución, por si acaso la atmósfera (como era el caso) estaba contaminada o si el terreno había cambiado.

Sólo diez segundos más en aquel tiempo, y eso estaba bien, pues las dificultades para respirar en aquel aire enrarecido estaban lacerándome las fosas nasales y la tráquea. Pronto me iría.

- ¿Me oyes? ¿Cuántos dedos tengo? Contesta.

- Tres.

-Bien, dime, ¿qué ha pasado?

- Te equivocaste por doscientos mil años.

- ¿Hacia atrás o hacia delante?

- Pues empiezo a dudar si eso habría importado, pero hacia delante. En vez de mandarme al año 5.200 me mandaste al 205.200.

- Es ajeno a mí, yo introduje los algoritmos correctos en el panel.

- Pues está claro que algo de ahí no funciona porque el crono me dio una lectura clara.

- ¿Notaste alguna secuela del viaje?

- Entumecimiento, sequedad de la boca, pérdida de memoria, desorientación, desequilibrio...

- Sí, continúa.

- Respiración dificultosa, pero no creo que eso se debiera al viaje sino mas bien a que me mandaste a una época en la que ya no hay vida en la Tierra.

- Es posible, para el próximo salto te vamos a poner un sistema de respiración asistida.

- ¿El próximo salto?

- Sí, dentro de diez minutos ¿recuerdas? 3 saltos continuados, ése es el protocolo de la máquina.

- Pues lo había olvidado, sí.

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